El intercambio de información – gracias a la capacidad de conectar todos los sistemas, incluyendo máquinas y herramientas y no solo sistemas informáticos – y su aprovechamiento por las diferentes industrias para temas de seguridad, realidad aumentada, impresión 3D, cloud computing, internet de las cosas (IoT) y, sobre todo, big data y data science, es lo que llamamos Industria 4.0. o cuarta revolución industrial.
Toda la información necesaria para tomar decisiones está en las herramientas, en los robots, en las cadenas de montaje, en las plantas, etc. Es nuestra capacidad de sacar esos datos, interpretarlos y devolverlos a la línea de producción, lo que nos va a permitir aprovechar todas las capacidades que ofrece la tecnología. En cuanto a los robots en las plantas, se tiende hacia máquinas que puedan tomar decisiones en función de los datos a su disposición.
Sin embargo, hay una serie de retos organizativos y culturales que no todas las industrias, ni las personas están preparadas para afrontar.
La Industria 4.0 dota a las empresas de medios nuevos para mejorar la productividad, pero el principal obstáculo para la implantación de la Industria 4.0 es la adaptación de los sistemas de las plantas existentes.
El principal reto atañe a las personas. Según algunas estimaciones, el 15% de los empleos actuales no existirá dentro de cinco años, pero el 30% de las funciones requeridas por el mercado laboral en ese futuro, tampoco existe aún.
Esto implica dos niveles de transformación. Por un lado, lo que cada persona esté dispuesta a transformarse y, por otro, lo que las empresas sean capaces de invertir para formar a sus equipos.
Entre los nuevos perfiles que serán requeridos, los que más destacan son el data scientist y el de experto en ciberseguridad.
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