Hace tiempo que los robots colaborativos entraron en escena en el sector industrial y, aunque no son para nada un sustituto del robot industrial tradicional que conocemos, han supuesto un gran cambio a considerar en las fábricas de todo el mundo. Cada empresa tiene unas necesidades y un contexto que influyen a la hora de decidirse por una opción u otra, por eso es necesario saber de qué se tratan cuando hablamos de ellos y cuáles son sus principales diferencias.
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¿Qué diferencia a un robot industrial de un robot colaborativo? Teniendo en cuenta las características que definen a un robot industrial, hemos preparado 7 diferencias entre un robot industrial y un robot colaborativo (cobot):
La primera de ellas es muy clara, su dimensión. El robot industrial tiene un tamaño considerable que influye a la hora de organizar una cadena de producción en una fábrica. El robot colaborativo, en cambio, es mucho más pequeño, lo que lo convierte en un dispositivo más adaptable y que no condiciona tanto al área donde trabaja.
Teniendo en cuenta el apartado anterior, los robots industriales siempre están fijos en su zona de trabajo y necesitan más espacio para desarrollar sus tareas. Por el contrario, los robots colaborativos no demandan tanta amplitud para que puedan realizar su labor de manera eficaz. Además de esto, y gracias a que son móviles, pueden ser trasladados de unas zonas de la fábrica a otras con facilidad.
Al tratarse de máquinas muy complejas, los robots industriales siempre han requerido un experto especializado que supiera manejar este tipo de dispositivos por lo que tradicionalmente se les ha catalogado como aparatos especiales que eran manipulados por un número reducido de personas. Con los robots colaborativos sucede todo lo contrario, están diseñados para ser fácilmente utilizados. Tienen una interfaz muy intuitiva que no necesita ningún conocimiento o formación previa por lo que puede ser manipulado por un mayor número de personas y se pueden reprogramar sin problema para que cumplan diversas tareas.
Los robots industriales son óptimos para grandes tiradas de producción, son muy eficientes debido a la constante actividad y soportan el traslado de objetos de mucho peso. Por su parte, los cobots son más versátiles, perfectos para tiradas cortas que priman la personalización del producto y no soportan una gran carga. Por último, son elementos perfectos en la colaboración con humanos y se pueden redistribuir en cuanto a tareas.
Aunque no resulte chocante, los cobots son bastante más económicos que los robots industriales. El ROI es mucho menor en el caso de los robots colaborativos y aunque a largo plazo los segundos también terminan amortizándose, los primeros lo hacen en algunas ocasiones, en menos de un año. No es de extrañar que cada vez más PYMES opten por estos dispositivos para sus fábricas como un miembro más de la plantilla.
La diferencia entre un robot industrial y un robot colaborativo es abismal. Los robots industriales no colaboran con los operarios de la fábrica ya que están diseñados para realizar una única acción y para “servir” al operario. Sumado a esto, debido a que no disponen de sensores inteligentes como los cobots, suelen estar aislados por barreras físicas para evitar así accidentes laborales. Sin embargo, un robot colaborativo está precisamente diseñado para que coopere con un ser humano y para que se convierta en un dispositivo seguro. De esta manera, no necesitan ningún vallado y son los propios sensores los que actúan de sistema de seguridad. Estos detectan el movimiento y se paran automáticamente para no poner en riesgo al operario.
Un posible fallo en los dispositivos que se utilizan en las fábricas puede suponer una gran pérdida de dinero. En este aspecto los robots industriales pueden ser incluso más costosos por la “rigidez en sus tareas” y por la dependencia de las empresas de los proveedores de robótica industrial. El dinamismo que caracteriza a los cobots los convierte en una herramienta perfecta para sustituir los fallos que se ocasionan en la producción. Son fáciles de reprogramar y rompen con la dependencia de un servicio técnico.