ÍNDICE
Cuando hablamos de integración vertical, nos referimos a un tipo de estrategia de crecimiento empresarial en el que una misma empresa lleva a cabo actividades que tradicionalmente se habían delegado en terceros. Para comprender mejor este concepto, utilizaremos el ejemplo de Apple, una empresa que cuenta con una integración vertical casi completa. La clave para su correcta comprensión es hacerse las siguientes preguntas:
¿Quién es el principal proveedor de software y hardware de Apple? La misma empresa Apple.
¿Quién fabrica los dispositivos para Apple? También Apple..
¿Cómo distribuye Apple los Iphones, los Ipads, los Iwatches y los MacBooks? A través de sus fantásticas tiendas propias.
El proceso productivo de un bien se organiza en torno a varias fases: empieza con la explotación de los recursos naturales para conseguir la materia prima y termina en la comercialización del producto final. Entre medio, la empresa tiene que producir el bien y distribuirlo. Dependiendo del tipo de organización y del mercado en el que opere, el proceso de producción tendrá un mayor o un menor número de fases.
La integración vertical se produce cuando la empresa se encarga de la ejecución de más una fase. De esta manera, se eliminan intermediarios que suponen costes extras al valor final y que encima no le aportan ningún tipo de valor añadido.
Pongamos otro ejemplo: tenemos una ecommerce con la que vendemos calcetines. Si tenemos éxito, conseguimos crecer y aumentar los beneficios, podremos plantearnos querer dar un paso más y diseñar y producir nuestra propia colección.
Necesitaremos para ello ser propietarios de una fábrica con la que poder diseñar y producir la nueva línea. Frente a esto, existen dos vías de actuación: adquirir una factoría de producción de calcetines o asociarnos con ella y empezar una nueva aventura. Al final de esto, el ecommerce controlará dos fases del proceso productivo, el diseño y producción del calcetín y su posterior comercialización. En esto consiste la integración vertical de una empresa.
Se ejecuta una integración vertical hacia atrás cuando la empresa adquiere o se asocia a otra para poder abarcar las fases previas a la producción del bien que venden. De esta manera se consigue una continuidad en el suministro de materias primas y no hay una dependencia absoluta de empresas externas. En el caso de Apple, IOS (el software que utilizan sus dispositivos) también es diseñado y producido por ellos mismos. En el caso de la ecommerce de calcetines, la integración vertical hacia atrás se producirá cuando se convierta en propietaria de la fábrica que le abastece el suministro de calcetines o incluso con una fábrica que produzca el algodón con el que se fabrican esos calcetines.
Cuando la empresa es propietaria o maneja las fases del proceso productivo que son más cercanas al cliente, entonces hablamos de una integración vertical hacia adelante. Acciones como disponer de centros logísticos y canales de distribución propios son algunos ejemplos de este tipo de integración. Cuando los distribuidores resultan demasiado costosos, no cumplen con los plazos o tienen un poder de decisión demasiado importante como para que afecte negativamente a la empresa, puede ser interesante plantearse la integración vertical hacia adelante. Sumado a esto, el contacto directo con el cliente ofrece información vital para la mejora en la toma de decisiones, para conocer mejor al público objetivo y para la creación de nuevos bienes.
Cuando se realizan conjuntamente los anteriores tipos de integración, hablamos de una empresa con integración vertical compensada. Es decir, cuenta con empresas propias o asociadas que le producen y le distribuyen los productos.
Cabe destacar que hoy en día ninguna empresa está totalmente integrada verticalmente pero tampoco ninguna está exenta de algún tipo de integración vertical. La gran mayoría de multinacionales funcionan bajo este sistema de gestión. Otro claro ejemplo de empresa que podemos comentar es Inditex, que diseña, produce y comercializa sus productos bajo el mismo grupo empresarial desde hace varios años.
Aunque pueda parecer que integrar verticalmente una empresa es fácil, no es así en absoluto. Tampoco es una garantía de éxito y hay diversos casos de empresas conocidas que no han triunfado adoptando esta estrategia de crecimiento. Por ejemplo: Microsoft no superó bien la adquisición de Nokia y no la pudo integrar exitosamente como tampoco fue capaz de hacerlo el gigante Google con la compra de Motorola. Estas son algunas ventajas que conlleva la integración vertical:
Es muy obvio pero es muy importante. Cuando se eliminan intermediarios, se consiguen eliminar costes extra que encarecen el precio final.
Si usamos los ejemplos utilizados anteriormente, el hecho de que el ecommerce tenga una fábrica propia le otorga más control sobre la producción que está realizando ¿Se consiguen los estándares de calidad que se han propuesto? ¿Se utiliza la materia prima necesaria? ¿La maquinaria que se usa tiene un buen mantenimiento?. En el caso de Apple, sus tiendas físicas propias le dan la oportunidad de poder diseñar y controlar al milímetro la manera de presentar sus productos y la manera de dirigirse a sus clientes.
Cuanto más control se tenga sobre los recursos de un mercado competitivo (diseño de software IOS, talento, producción de algodón, fabricación de productos textiles…) más importante y poderoso te vuelves en ese mercado. Gracias a esto se consigue una mayor capacidad de negociación que, bien llevada, siempre beneficiará a tu empresa. Así mismo, entrando en nuevos negocios diversificas los beneficios de la empresa y no dependes de una única vía de ingresos. Por ejemplo, si el ecommerce consigue hacerse con una fábrica, puede ofrecer servicios de producción textil a otras empresas.
A pesar de las utilidades que brinda la integración vertical, también encontramos algunas desventajas:
Las operaciones para completar una integración vertical son muy costosas y no todas las empresas son capaces de afrontar la inversión que requieren. Todo gasto supone un riesgo y, si la integración no funciona, puede tener consecuencias muy negativas e incluso nefastas.
Al aumentar el tamaño de la empresa, es más difícil adaptarse a los posibles cambios que se produzcan en el mercado y si, además, estos son negativos para su actividad, supone un riesgo mayor. Cuanto más pesa una empresa, más fuerte será su caída y más daños provocará.
Tener muchas empresas bajo la misma línea de integración hace que surjan nuevos departamentos, puestos administrativos, procesos de trabajo… Esto supone un coste económico importante y una ralentización notable en determinadas actividades. Es algo inevitable: cuando creces, la estructura organizativa se vuelve más grande y más compleja. Lo más importante es controlar y limitar esto en la medida de lo posible para que no se convierta en un impedimento importante en la consecución de los objetivos empresariales.