La industria alimentaria del siglo XXI es uno de los ejemplos más característicos de la producción de bienes en cadena. Por ello, no es ninguna sorpresa que sea uno de los que más haya invertido en robótica industrial durante las últimas décadas a la hora de producir alimentos. Diversos estudios concluyen que el número de empresas que se dedican a la fabricación alimentaria que se han adaptado a las técnicas y herramientas de la Fábrica 4.0 ha aumentado en un 50% entre los años 2014 y 2019. ¿Por qué ha sucedido esto? Todo corresponde a una serie de variables y factores que han influido notablemente:
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Si bien en el año 2020 la población mundial alcanza casi los 8.000 millones de habitantes, la Organización de las Naciones Unidas prevé que esta llegue a los 10.000 millones a finales del siglo XXI. Esto plantea un reto a las organizaciones que se dedican a la producción de alimentos, ya que el ritmo de fabricación tendrá que adaptarse a la creciente demanda.
No es ninguna obviedad que cada vez tenemos menos tiempo para realizar actividades y hobbies debido al ritmo de vida tan frenético que hay. Por eso, no es nada extraño que, por ejemplo, se hayan popularizado la venta de robots de cocina y el consumo de alimentos listos para comer en el momento. La industria alimentaria no es ajena a estos cambios en el comportamiento de la sociedad y se ha adaptado a esta tendencia mediante la producción de alimentos más procesados y preparados para su consumo rápido.
Las distintas normativas que publican organismos como la UE o la ISO exigen que el proceso de producción de bienes alimentarios sea más cuidadoso, respetuoso e higiénico con respecto al consumidor final y al medio ambiente. Sumado a esto, factores como la pandemia de la CO-VID 19, han supuesto un cambio trascendental a la hora de la manipulación de los alimentos.
La preocupación de las empresas por la seguridad de sus trabajadores, sumado a las distintas leyes laborales de muchos países de Occidente también han impulsado que se implemente robótica industrial para las tareas más monótonas y que suponen un riesgo para la salud de los operarios.
Como hemos comentado en algún otro artículo de nuestro blog, la fábrica del futuro será más productiva, más eficiente y más sostenible gracias a las herramientas y tecnologías que caracterizan a la Fábrica 4.0. El sector alimentario se incluye en el grupo de industrias que ya notan y notarán un cambio sustancial cuando se implementa la instalación y uso de robótica industrial. Ser eficiente es un objetivo clave en las empresas.
Aunque tradicionalmente los robots se han utilizado para el traslado de productos, cada vez se instalan más para que ejecuten tareas tan rutinarias de las plantas de producción como son la carga y la descarga, la paletización y la despaletización, el empaquetado y el etiquetado…
La clave de la implementación de la robótica es que pueda ir aportando nuevas soluciones a los problemas que se plantean en el día a día en las fábricas, que son los que ralentizan el proceso industrial y alejan a las empresas de la optimización y de la eficiencia.
En la industria de las bebidas, por ejemplo, los robots de llenado de las botellas cada vez son más utilizados. Es muy interesante destacar aquí el sector lácteo, donde los robots ejecutan, incluso, la parte más inicial del proceso de producción: el ordeño de los animales. Así mismo, en el sector cárnico, la selección, corte y empaquetado de la materia prima se consigue de una manera perfectamente precisa e higiénica gracias al uso de determinada maquinaria
No sólo esto, sino que además las condiciones de trabajo en este tipo de industria son menos favorables al ser humano debido a las bajas temperaturas a las que hay que someter la carne para que no se estropee. Las máquinas pueden trabajar perfectamente en estas circunstancias durante todo el año y sin descanso, lo que supone una reducción de costes muy favorable a las empresas.
De todos los avances que están dándose gracias al uso de la robótica industrial, podemos destacar uno que resulta muy interesante: la detección de cuerpos extraños en los alimentos. Aunque se dan excepcionalmente, la robótica industrial facilita la localización de elementos tan minúsculos como una espina en el pescado, un pelo o un insecto. Esto también se debe al empleo de tecnologías como la visión artificial o los sensores online.