En pleno siglo XXI, con el auge de la automatización y el escenario 4.0, resulta algo “contradictorio” afirmar que el principal valor de las empresas reside en el talento empresarial. Para comprenderlo lo primero que debemos conocer es el significado de la palabra talento que, según la RAE, tiene que ver con los conceptos de inteligencia (capacidad de entender) y aptitud (capacidad para el desempeño de algo).
Ambas acepciones están directamente relacionadas con características del ser humano que pueden ser trasladadas al ámbito empresarial, pero ¿de qué manera podemos conectarlos?
Según un estudio del Foro Económico Mundial (FEM), la cuarta revolución industrial cambiará el mundo del trabajo para siempre. Hasta 2022 la mitad de los puestos de trabajo de la industria permanecerán estables pero el resto tendrán que adaptarse a la automatización y las nuevas tecnologías. El texto extrapola sus conclusiones a las grandes compañías, en las que la robotización podría hacer desaparecer 75 millones de empleos en el mundo de aquí a 2022, pero también calcula que se podrían crear 133 millones de nuevos perfiles tecnológicos como desarrolladores de software, expertos en inteligencia artificial, ciberseguridad, automatización de procesos o big data.
No obstante, la transformación no afectará exclusivamente a puestos y estudios de nueva creación, sino que todas aquellas áreas existentes que aporten valor a los negocios desarrollando capacidades puramente humanas como la creatividad, el pensamiento crítico y la persuasión crecerán en importancia.
Es en este momento en el que el talento no sólo debe relacionarse con las personas que integran las organizaciones, sino que es vital extrapolarlo a la estrategia empresarial haciendo que la organización en su conjunto se contagie del valor de sus empleados convirtiéndolo en pieza clave de su filosofía.
A partir de ahora es cuando cobra sentido el concepto “Talento Empresarial”, entendido como la capacidad que tienen las organizaciones para aprender y adaptar sus estrategias y productos a los cambios producidos en el entorno. Es el valor que aporta la combinación del know-how adquirido a través de la experiencia que aporta la trayectoria empresarial con la flexibilidad y la aptitud que tiene el componente humano.
En pleno debate sobre las ventajas e inconvenientes que tiene la incorporación de la robótica y la tecnología a las empresas y sobre la posible destrucción de miles de empleos en los próximos años, las empresas deben hacer un profundo ejercicio de reflexión para definir y potenciar el talento empresarial con el fin de generar y fortalecer su valor en el mercado. Cabe destacar que, aunque el mayor implicado parece ser el sector industrial, los servicios también se ven afectados por los cambios tecnológicos y la modernización de sus procesos siendo el big data el gran protagonista.
Ahora que todavía estamos a tiempo, las compañías han de concienciarse de que la revolución se impulsa desde dentro, por lo que la formación y las políticas de crecimiento interno de los trabajadores deberán convertirse en una de las claves de los departamentos de RRHH a la hora de rentabilizar las políticas de personal.
Un proceso que debe aunar los esfuerzos de cada uno de los integrantes, ya que desde el CEO hasta el puesto más bajo en el organigrama deberán ser conscientes de que la empresa es un círculo y que todos son importantes dentro de la cadena de valor. Las personas serán las principales responsables de frenar el impacto negativo que genera la incorporación de la robótica y las nuevas tecnologías al trabajo. Lo importante ya no es el que más sabe o el que más experiencia tiene, valores como la flexibilidad, la capacidad de aprendizaje o la polivalencia se vuelven esenciales en un escenario cambiante y que obliga a sumar en conjunto.
Pase lo que pase, las empresas deben reflexionar y dejar de buscar excusas que culpabilicen al mercado, la economía, la tecnología o la política. Ha llegado el momento de implantar y fomentar el talento empresarial como fórmula secreta para la competitividad porque, aunque muchos así lo crean… EL TALENTO NO MURIÓ CON UN ROBOT.
Publicado en Alicante Plaza